miércoles, 24 de septiembre de 2014

Viajes musicales en: Cachitos de hierro y Cromo

En nuestro próximo cuadernillo nos iremos de viaje, lo mismo que hicieron esta semana en el programa de La 2: Cachitos de hierro y cromo. Un espacio dedicado a la música que cada semana abarca un tema diferente. Altamente recomendado por su valor nostálgico y documental (tienen todo el archivo de Rtve a su disposición) el programa hace un recorrido desde la música comercial hasta la más indie o alternativa a través de las distintas décadas desde el inicio de emisión de Tve. El mundo, Desde el jergón, Trenes aviones y barcos, Volando voy, En un mundo nuevo, Volare o el Viaje con nosotros que da título al episodio, son sólo algunos de los múltiples temas viajeros que podemos recordar. Como veis, de lo más variadito.

A continuación repusieron, en la misma línea, un programa anterior dedicado a la "música de gasolinera", esos hits olvidados en los añejos cassetes de las estaciones de servicio Desde el tremendismo carcelero del pop quinqui, hasta los estragos del croma en el lolailo de los años 70, pasando por el tecno flamenco de Camela y por todo el repertorio de locuras cañís un tanto esperpénticas (léase Bellotero Pop de Esteso y demás lindezas). También merece un visionado que podéis hacer clicando aquí.

Seguro que todos tenéis una canción que os ha inspirado para escribir o un texto al que va íntimamente ligado una melodía. ¿Os atrevéis a asignarle una canción a vuestros escritos del cuadernillo de Viajes, horizontes y caminos?

Deivid

III Certamen internacional de microrrelatos Cardenal Mendoza

 
Aún tenemos una semanita para presentar nuestros microrrelatos al






III CERTAMEN INTERNACIONAL DE MICRORRELATOS
“CARDENAL MENDOZA”

 
 
 
Para ver las bases pincha en la foto:

http://www.romate.com/files/Bases_III_Certamen_Internacional_Cardenal_Mendoza.pdf

martes, 23 de septiembre de 2014

Los años de la ballena, de Antonio Díaz González


Bueno pues ya puedo dormir tranquilo, ya lo acabé. Los últimos capítulos han sido estresantes, ya no sabía de donde sacar hueco para sentarme un ratito a leer. Y es que así es Los años de la ballena, una historia que te engancha desde el primer momento hasta la última página.
Nuestro compañero Antonio ha entrelazado magistralmente dos épocas muy importantes de nuestra historia contemporánea: la guerra civil y su posterior postguerra, con el tiempo de la transición tras la muerte de Franco. Todo ello aderezado con un relato de intrigas, sospechas, persecuciones, misterios... al mejor estilo Agatha Cristie. 
Enhorabuena Antoñín... ahora a seguir trabajando que aún te queda mucho por compartir.

El idioma de las señales, de David Verdugo Abad



Tan sólo dos ratos he necesitado para devorar esta magnífica obra de nuestro compañero David Verdugo, porque una vez que empiezas y acabas cada uno de sus relatos, resulta imposible no pensar "...uno más", y así hasta el final.
Enhorabuena David, pocas veces he tenido la ocasión de leer una prosa poética tan bien elaborada y de tanta profundidad, tanto lingüística como filosófica. Vamos que me ha encantado.
Espero de corazón que este sólo sea el primero de una larga obra literaria.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Homenaje a Félix Grande

Os dejo aquí un imperdible:



Y es imperdible porque no te lo puedes perder. Grande Félix, Félix Grande.

Mujer bajo la lluvia


Nuestra Compañera María Dolores Galán nos envía esta interesante invitación. Se trata de la presentación del libro Mujer bajo la lluvia de Julia Bellido. Muchas gracias Loli.

Aprovecho para comunicaros que cualquier información de carácter literario que queráis compartir en este blog podéis enviarla al correo del CLL: colectivoletraslibres@gmail.com

sábado, 20 de septiembre de 2014

Decidió que no volvería a visitar a sus padres tan a menudo,  para qué, si no hablaban casi y cuando lo hacían, repetían una y mil veces las mismas historias aburridas de cuando eran pequeños,  ella y sus hermanos. Era cansino ya sentarse en aquél destartalado sofá de terciopelo azul, que tantas batallas de cruzados había aguantado. Descolorido y deformado, ocupaba un lugar de honor en el viejo salón de la casa, rodeado de viejas mesas estufas, con paños de crochet y piezas de latón descoloridas. Le daba asco sentarse en ese sofá, donde antes  echaba la siesta después de leer un cuento. Ahora , al visitar a sus padres, debía pensar en que hueco se sentaría para no hundirse, poniendo  los cojines  que lo adornaban, como soporte donde aposentar su triste culo de hija desarraigada. Las visitas de cada domingo eran  cada vez mas espaciadas y excusadas con pretextos que sus padres aceptaban sin mas, sabidos que no podían decidir cuando les gustarían que sus hijos los visitasen. 
Los ojos cansados de sus padres pedían  ayuda, pero la boca callaba la amargura de no sentirse protegidos en esta edad madura, donde los huesos duelen tan solo con nombrarlos. No pedían lo que esperaban se les ofreciera por puro cariño filial, deseando que parte del cariño que ellos dieron a sus hijos, les fuera devuelto con creces. 

Callaban cada mañana. Lloraban cada noche

Hoy debía visitarlos, ya que los problemas económicos de la pareja, estaban saliendo a flote y era evidente que el dinero faltaba en casa. Había que pedir ayuda

Sus padres abrieron la puerta. Fijaron la mirada con sorpresa sonriendo al hijo pródigo y, cubriendo la mesa, sacaron sus mejores manjares que hacinados en la cocina, temían descomponerse.

 Un día feliz para los padres. Un día tedioso para la hija, 

La Griega de AndaluCái

Érase una voz



 
Érase una voz tan dulce, tanto, tanto... 
 
que a todos complacía.
 
Incluso se complacía a sí misma, tanto, tanto...
 
que se corrió la voz.






 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

La bicicleta


A Tomás siempre le había apasionado la bicicleta, era una afición heredada de su padre, quien participaba en algunas pruebas locales, e incluso llegó a inscribirse en un club de ciclismo profesional, siendo gregario de las figuras de aquel entonces, como un tal OCAÑA, que al parecer llegó a ganar el Tour de Francia, pero Tomás esos tiempos no los había conocido.

Para él era una modesta afición que practicaba con entusiasmo los domingos, y le permitía liberarse de la rutina del trabajo diario y de los agobios de la gran ciudad. Pedaleaba durante 60 ú 80 Kms., cada día en diferentes direcciones, para que el paisaje fuera cambiante y así poder disfrutar de la naturaleza.

Un domingo de marzo, cuando la primavera empezaba a estallar,  paro su pedaleo para asistir a otro ciclista que al parecer había pinchado y estaba varado en el arcén esperando ayuda. La solidaridad y mutua ayuda entre los deportistas era algo que Tomás llevaba siempre a rajatabla, pues ya en alguna ocasión también a él le habían echado una mano por cámaras pinchadas o cadenas rotas.

Cuando se acercó al compañero, observó que bajo el casco obligatorio, se escondía una preciosa cabellera rubia, y detrás del maillot ajustado, unos magníficos pechos de mujer reclamaban su libertad, se trataba de EVA, quien se presentó a si misma como una mujer deportista, moderna, educada y agradecida.

Entre ambos surgió rápidamente una amistad que el tiempo se ocupó de convertir, sin casi advertirlo ellos, en un amor forjado a ritmo de pedales y consumado sobre las frescas hierbas de valles serranos que disfrutaban juntos. Su relación fue creciendo y pronto se fueron a vivir juntos y planearon un futuro en común.

Dos años después a EVA le diagnosticaron un tumor maligno y seis meses más tarde fallecía, entre el dolor de TOMAS y de su familia, que vieron impotentes cómo no se podía hacer nada por evitarlo.
TOMAS retomó la práctica del deporte ciclista que había dejado abandonada para dedicarse a EVA durante esos duros meses. Ahora lo hacía para liberar su mente de recuerdos que un día fueron felices y ahora le resultaban muy amargos.


Sin querer un domingo se dirigió hacia el acantilado costero, del que tantas veces había disfrutado, y al llegar a su borde lanzó la bici al vacío como muestra de inconformismo con lo que el destino le había reservado, lo que no hizo, porque pensó que así el acto quedaba más garantizado, fue apearse previamente de la bicicleta.